Toxina Botulínica
Remodelación de papila gingival Tratamiento contra el Bruxismo
El bruxismo se define como rechinar y/o apretar los dientes, involuntaria e intensamente, debido a hipertrofia y/o contracción reiterada de los músculos masticatorios, especialmente los maseteros. Puede suceder durante el sueño o de día indistintamente.
Los tratamientos empleados tienen la finalidad de limitar el daño sobre diferentes estructuras biológicas, especialmente la articulación témporomandibular (ATM), y oscilan desde oclusión irreversible, interposición de férulas, tratamiento farmacológico y/o terapias cognitivas, así como el empleo de toxina botulínica tipo A.
La TB-A protege las estructuras orofaciales (dientes, músculos mandibulares, ATM) del daño inducido por el bruxismo, al tiempo que alivia el dolor y los síntomas relacionados con la excesiva contracción muscular.
La toxina botulínica tipo A es un potente relajante muscular que actúa por un amplio periodo de tiempo (3 a 6 meses), relajando los músculos masticadores afectados, sin producir los indeseables efectos secundarios de los relajantes musculares sistémicos (somnolencia, relajación de musculatura no afectada, disminución de reflejos, etc.).
Botox para arrugas faciales
La toxina botulínica tipo A, denominada coloquialmente «Botox», es un compuesto farmacológico cuyo efecto rejuvenece la mirada y devuelve al rostro un aspecto fresco y relajado.
El tratamiento con toxina botulínica tipo A es la mejor opción para la prevención de la aparición de las arrugas de expresión, de la frente, entrecejo y contorno de los ojos (‘patas de gallo’) y la corrección de estas una vez han aparecido. También puede ser utilizada para corregir asimetrías faciales. Lo recomendable es empezar el tratamiento antes de que las arrugas se marquen y se hagan más profundas.
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